OPOSITAR EN TIEMPOS REVUELTOS

Cuidado con lo que deseas porque puede cumplirse. Así rezá un refrán con más razón que un santo. Y es que de tanto desear que no me tocara de los últimos el azar ha hecho una jugada maestra y me ha catapultado al principio de la lista creyéndome preparado para estrenar marcadores.
De los creadores de “Oposita como puedas” y “No sin mi plaza” llega “Opositar en tiempos revueltos”. Y es que éste podría ser título que dé nombre al tiempo que me espera en los dos próximos meses. Un tiempo revuelto que tendré que alargar como un chicle para abarcar todo lo que debo hacer en estas semanas si quiero ir medianamente preparado al oral.
Sin saber todavía si este hecho es obra de un ángel o una jugarreta del demonio esta tarde he ido al preparador y sin tampoco saber si darme el pésame o felicitarme por mi suerte, me ha presentado el plannig de estudio que ha dejado caer sobre la mesa como una losa sonora levantadora de polvo en su caída.
Al llegar a mi casa y antes de que el pánico entrara en mi cuerpo y me poseyera para quedarse a vivir el resto de la semana, he decidido darme un baño, de esos que te dejan hidrosordo, como cuenta el anuncio. Aunque si alguien me hubiera advertido de cual habría de ser mi suerte al decidir bañarme se hubiera puesto a chapotear Rita la cantaora. Así es, lo voy a contar porque he vuelto a nacer y uno no suele nacer más de una vez en su vida.

Dispuesto a disfrutar de un baño relajante he comenzado a llenar la bañera con la finalidad de que cuando estuviera a punto de rebosar lanzarme como si lo hiciera desde un trampolín de dos metros. Pero al ver que el agua no subía me he percatado de que ¡¡el tapón no retenía el agua!! . Lamentándome de mi fortuna he tenido que cambiar de bañera (si se puede llamar bañera a eso que está junto al wáter en el cuarto de baño pequeño). A esa bañera únicamente se accede si eres capaz de doblarte cual contorsionista. Cuando pude encajar mis extremidades en ese habitáculo y el agua me llegaba al cuello abrí la ducha para crear lo que podríamos llamar una “duchibaño”. Pero antes de que se cumplieran tres minutos de reloj el agua que en principio brotaba templada se tornó tan fría como el hielo. Entonces fue cuando me acordé de todos los santos, de sus familiares y de los muertos de Mahoma. Para evitar morir de hipotermia tomé una de las decisiones más acertadas de los últimos meses: “¡a tomar por culo el baño!”. Pero al disponerme a salir y despegarme de las paredes de esa bañera, una ola sutnámica provocada por mi levantamiento hizo que ¼ del agua del recipiente en el que me encontraba se derramara por el suelo del baño. Al intentar escapar lo antes posible de esa encerrona del destino propia de la película “Destino Final”, saque una pierna de la bañera sin acordarme de que el suelo cubierto de agua resbala. Lo malo es que la otra pierna seguía dentro de la bañera y...ya podéis imaginar cual es la parte de mi anatomía que más ha sufrido el resbalón.
Y ahora heme aquí después de este terapéutico baño cuadrando fechas y haciendo conjeturas carperianas para cumplir un plannig que no se lo salta un gitano. Encomendándome a los santos a los que antes maldije y presintiendo que este mal llamado verano se ha convertido en otoño antes de haberlo vivido. Me encerraré en mi habitación con candados de doble llave y recibiré la comida por debajo de la puerta. No leeré más letras que las de los temas y no volveré a tomar más alcohol si no es para celebrar que he aprobado.
Mientras tanto, como dice Sabina, “si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera”.